martes, 20 de enero de 2015

PERU GALINDEZ VALLEJO (1891-1971)



La ficha que hoy nos presenta el periódico enportugalete.com es continuidad de la anterior dedicada a su madre María Vallejo.
Sobre este personaje y su velero Saltillo ya dedicamos unas paginas en uno de nuestros números de Cuadernos Portugalujos.
Recordemos que fue su abuela Prisca Arana, que destacó por sus acciones benéficas, quien levantó en 1892 en un terreno en el acantilado sobre la playa, junto al palacete “El Salto”, que su hermana había construido dos años antes, otro más pequeño al que bautizó con nombre diminutivo de “El Saltillo”, trasladándose a vivir allí con sus dos hijos: María Vallejo, casada con Pedro J. Galíndez y Emilio Vallejo, casado con Sofía Real de Asúa.
Por los registros notariales vemos que Prisca, ya viuda y apoderada por su cuñado Francisco Martínez Rodas que vivía en “El Salto”, le compró al terreno a Víctor Chávarri y Salazar que a su vez se lo había adquirido a Casilda Iturrizar.
Los dos edificios Salto y Saltillo, fueron emblemáticos durante muchos años sobre la playa portugaluja que también era conocida por el citado nombre de “El Salto”.
Este nombre provenía de la caída que sufría desde el acantilado un pequeño riachuelo que regaba el huerto de la finca y que según contaba Jose Mª de Areilza, lo hacía fundamentalmente con las lluvias de primavera, cuando se convertía en una verdadera cascada al caer desde el acantilado a la playa. Según cuenta también, debió ser su abuelo el Conde de Rodas el que encauzó por tuberías el arroyo.
Es posible que si el primer palacio tomó el nombre toponímico de la playa por la citada cascada, al segundo, más pequeño, guardara relación con su volumen y ser mandado edificar por la pequeña de las hermanas Arana de la calle Santa María.
A este respeto es curiosa la explicación que se da en el libro Hogar Saltillo, 50 años de vida familiar, (2003) del que hemos tomado la figura de Peru Galíndez, cuando dice que Saltillo, “es el nombre que la gente daba a este edificio debido a una pequeña verja que la separaba de la playa y que los vecinos “saltaban” para acercarse a ella”.
Bajo estas líneas un detalle de una foto de José Luis Cortes, de la treintena que el Archivo Municipal de Burgos nos ha facilitado para dar a conocer la obra fotográfica de este personaje, que viajó a nuestra Villa en diversas ocasiones entre 1892 y 1896. En el acantilado entre los dos edificios queda marcado el lugar por donde caía el agua del citado arroyo.






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