jueves, 11 de agosto de 2016

UNA NUEVA IMAGEN DE SAN ROQUE



Revisando el libro que sobre la 
historia del Colegio Santa María escribiera Josemari Ruiz, he apreciado un detalle en una fotografía de la ermita del Ojilllo, fechada en 1961, que me ha hecho pensar que tuvimos una imagen más a añadir a las conocidas. Se trataría de una pequeña imagen, que supongo sería de San Roque, que se colocó en una hornacina existente sobre el arco de entrada a la ermita y que al menos en la fotografía que se atribuye al día de su bendición e inauguración (12-8-1945), no estaba. Con posterioridad, se colocó la imagen que comentamos protegida por una reja de forja. Josemari, gran conocedor de la imaginería religiosa portugaluja, no nos ha podido aclarar la identidad del santo.   
He recurrido también a nuestro buen amigo y lugareño, José Ramón Tejada, para que nos aporte alguna pista de la imagen, a quien representaba y que fue de ella una vez derribada la ermita en 1966-67. Es una pena que no haya podido entrevistarse con algún descendiente de Casilda, la santera que cuidaba de la ermita y nos ha prometido que a la vuelta de las vacaciones retomará la investigación. Mientras tanto, si algún descendiente o portugalujo en general lee esta entrada y puede aclararnos algo sobre la imagen, su información será bien recibida. 
Para completar esta entrada, voy a recurrir a una leyenda que se contaba en Barakaldo, a cuenta de la petición de la imagen de San Roque que hicieron los sestaotarras, entonces afectados de una epidemia de tiña,  a los portugalujos y que el escritor baracaldés Carlos Ibáñez (1929-2006) relató con su chispa particular. 
Antes de presentar su relato, hay que decir que salvo Sestao, todos los pueblos de la ría y El Abra tienen o han tenido sus imágenes del sanador San Roque.

Zierbena: Una imagen proveniente de la cercana ermita arruinada y otra imagen moderna, ambas en la iglesia de San Román.
Santurtzi: Según el sacristán, hubo una imagen en un altar lateral en San Jorge, que debió ser trasladada al Museo Diocesano.
Barakaldo: En la ermita del Regato hay dos imágenes. Una proveniente de la ermita de Tellitu y otra de la propia ermita. Hubo una en la hornacina sobre la puerta de entrada, hoy sustituida por una pintura y no sabemos si sería la de Tellitu.
Bilbao: En las ermitas de Larraskitu y Artxanda, Catedral de Santiago, Parroquias de San Antón y San Vicente de Abando.
Erandio: En un altar lateral de la iglesia de Andra Mari.
Leioa: Antigua, formando parte de una colección de imágenes en un lateral de la ermita de Andra Mari de Ondiz.
Getxo: Imagen antigua de procedencia desconocida, en la sacristía de la iglesia de Andra Mari. 

Portugalete: Ha tenido varias imágenes conocidas. La de la primitiva ermita del cerro de San Roque, que fue destruida por un incendio provocado por las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia (1808-1811),  que “vivió” de prestado en la ermita del Cristo y dejada de lado por una nueva que se colocó en la nueva ermita dedicada al Cristo del Amparo, construida en 1910 en la campa de San Roque. Esta imagen, con ángel y sin perro, y con el sombrero colgando del cuello, desapareció, siendo sustituida por la que pagó el Gobernador Civil, Genaro Riestra, para la nueva ermita del Ojillo (1945-1966 o 67) y que hoy en día tras su paso por la iglesia de la Divina Pastora y Sociedad Lora Barri, presidió desde 1974 la ermita moderna construida junto al frontis del frontón del Campo de San Roque, hasta que las obras del metro obligaron a su traslado a la parroquia de Nazaret (2003) hasta presidir la moderna capilla actual (2008). Otra igual, aunque un poco más alta y sin aureola, construida también por El Arte Cristiano de Olot (Girona), se colocó en el nicho de la capilla de Coscojales en Santa María, tras la remodelación de la Basílica y si en realidad la imagen que tratamos era de San Roque, habría que añadirla a la lista de las imágenes portugalujas conocidas. Ambas imágenes lucen incorrectamente conchas de peregrino a diferencia de las dos más antiguas que no las llevaban, ya que Roque fue peregrinando a Roma y no a Santiago de Compostela, donde se ponían las veneras a la vuelta a modo de justificante de su viaje. 

José Luis Garaizabal


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