lunes, 1 de mayo de 2017

TXOMIN BERECIARTUA Y SU PARROQUIA DE SANTA MARIA (1982-1991) (y 6)



Finalizamos hoy recuerdos de Txomin Bereciartua como párroco de Santa María, comenzando por un accidente que sufrió, un chascarrillo y su paso por las Fundaciones portugalujas:

Tengo que resaltar un hecho, que no fue para mí definitivo porque algún ángel intervino para salvarme. No lo puedo remediar, soy de los que sin siesta no soy persona por la tarde. Un montón de fotos en las que aparezco dormido en las posturas más inverosímiles lo corroboran. Un sábado terminé tarde mi comida y, como tenía que decir la misa de las seis de la tarde en la Parroquia, me puse el volante sin haber echado mi siesta. Consecuencia, una vuelta de campana, el coche a la chatarra y yo en una ambulancia a Cruces, donde comprobaron que no tenía nada especial y había vuelto a nacer. Vino a recogerme mi amigo Julio Zubiría, quien me llevó a su casa donde me metieron en la cama. Cuando vino mi hermana con la intención de llevarme con ella, le tuve que decir que únicamente podía ir en ambulancia porque estaba molido y me dolía hasta el alma. El cuidado con que me trataron ha hecho que desde entonces los Zubiría, Julio y Margot, sean algo así como de mi familia.
Está bien. Y, ya que estamos hablando, quiero que aclares algunos chascarrillos. Por ejemplo, recuerdo que durante bastante tiempo aparecías con alguna frecuencia en “La Mirilla”, una sección de vida social de un periódico de tu tierra. ¿A qué se debía tanto ser noticia?
Pues a una circunstancia muy curiosa. Sucedió que un día fui invitado por una familia feligresa a asistir en la sala de la Filarmónica a un Concierto. Al entrar al hall, se me acercó un joven que me pidió con amabilidad mis datos. Se los di, escuché el Concierto y al día siguiente me encontré con la sorpresa de que alguien me llama por teléfono y me dice:
-  Oye Txomin, ¡qué callada tenías la noticia!
-  ¿Qué noticia?
-  Pues la de tu Boda.
-  Pero, ¿de qué Boda hablas?¿Estás de chufla?
-  Pues no, amigo, que acabo de leer en La Mirilla” lo siguiente: “No podía faltar Txomin Bereciartua, presidente de la Fundación Novia Salcedo acompañado de su señora Ana Munárriz”.
Pasada la sorpresa, escribí una carta al Director de aquel periódico diciéndole que agradecía el que se ocuparan de mí, pero que estaba desconcertado porque por lo escrito había cambiado yo de estado para casarme con una señora, que debía ser maravillosa, pero a la que no tenía el gusto de conocer. El redactor me llamó para enmendar al día siguiente su yerro, pero yo le dije que lo mejor era no “meneallo” y que tan amigos.
Desde entonces, aparecía en La Mirilla muchas veces con foto y todo siempre que iba a algún Acto social o algún Concierto especial y la gente me decía. “Tú eres importante porque aparecer mucho en La Mirilla” y yo pensaba “si supieran estos el motivo...”
Mi atención a las labores administrativas de la Parroquia conllevaba consigo también la atención a unas Fundaciones de la Villa de las que el Párroco de Santa María era Patrono nato. Una databa de los comienzos del siglo XX, cuando el portugalujo Manuel Calvo, socio que fue del Marqués de Comillas allá en Cuba, volvió de la Isla para establecerse en su Villa natal. Con sus dineros hizo una Fundación a la que dotó con el patrimonio del Hotel Portugalete, de cuyas rentas había que dar de comer la sopa boba a los pobres de la Villa y se debía atender a las necesidades de la Parroquia. Coincidió que, tras la guerra civil, se hizo cargo de la secretaría de la Fundación Ciriaquin Gaiztarro Secretario que era del Ayuntamiento de la Villa. Desde entonces ambos cargos corrían unidos, hasta el punto de que el papeleo oficial de la Fundación estaba totalmente integrado dentro de la maquinaria de la administración municipal. Presenté mis reclamaciones, aguanté palabras y hasta insultos y rescaté la Fundación consiguiendo que volviera a ser de verdad Privada. Gracia a Dios ahora funciona y recibe, o debe recibir, sus dineros anuales de la Empresa que gestiona el Hotel Puente Colgante, más conocido como Hotel Portugalete. La otra Fundación es la de Troconiz y actualmente lleva por motivos varios una vida muy estrecha.
Echando una mirada de conjunto a mis nueve años de portugalujo animoso y activo, puedo decir que me considero de verdad un habitante de esta Villa de Portugalete, uno más de cuantos subiendo y bajando tantas veces y durante tantos años por las calles del Casco Viejo nos convertimos en amigos. Por cierto que el ser portugalujo y al tiempo vivir en Algorta, me hacía sonreír cuando me daba cuenta del peso de los prejuicios sociales existentes entre los habitantes de ambos márgenes de la ría. Nunca habría podido imaginar que una lámina de agua separara y marcara tanto.
El catorce de agosto celebra Portugalete el inicio de sus fiestas con un Pregón proclamado desde el balcón del Ayuntamiento. En el mil novecientos noventa y uno, año en que salí de Santa María para cruzar la ría hacia Santa Ana, tuve el honor de ser yo el pregonero.
Los portugalujos me dieron una vivencia de comunidad humana muy viva, muy especial. Enamorados de su Villa, mantienen sus tradiciones y saben ser acogedores si sabes empalmar con ellos. Y yo tuve esa suerte. Me siento vinculado a Portu y vuelvo con frecuencia a visitarlo. Además, tengo el orgullo de reunirme de vez en cuando para charlar y recordar en comidas de amistad con Javier, que me sustituyó como Párroco cuando me fui a Santa Ana, y con el Párroco actual el fenomenal Valentín Roy.









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