miércoles, 9 de agosto de 2017

LA PRIMERA MAESTRA EN PORTUGALETE: 1853






El año 1853 se recuerda en la historia portugaluja, como el año que la Villa levantó el magnífico edificio para escuelas públicas de primera enseñanza del Campo de la Iglesia, proyectado por el arquitecto Francisco de Orueta.

Nosotros hoy queremos fijarnos en un hecho importante en la historia de la mujer de nuestra Villa como fue que por primera vez se nombró a una maestra, aunque fuera para impartir clases exclusivamente a chicas y con un sueldo inferior al del maestro.  Tampoco debemos olvidar que la enseñanza a las chicas, según un decreto de 1825, se debía centrar en las labores propias de sus sexo, a saber: hacer calceta, cortar y coser las ropas comunes de uso, bordar y hacer encajes u otras que suelen enseñarse a las niñas.
Seguimos las investigaciones de Roberto Hernández Gallejones y Jaime Villaluenga que nos sitúan en aquellos años de primera mitad del siglo XIX. Había un solo maestro, José García, que proviniendo de Santurce se hizo cargo de la plaza en diciembre de 1832 con el sueldo de 3.300 reales anuales. A la escuela, para ambos sexos, acudían 70 niños y 40 niñas. El fue el último maestro que además de encargarse de la enseñanza se encargaba de otros menesteres como el correo, cuidado del reloj de la torre o tocar las campanas. En 1847 todas estas funciones distintas al magisterio fueron prohibidas por el gobierno de Vizcaya.

Aunque un decreto de Carlos III, permitía crear escuelas para niñas desde de 1783, fue en marzo de 1853 cuando se empezó a estudiar a nivel provincial la creación de escuelas de niñas para los pueblos que pudieran mantenerlas. Portugalete juzgó el proyecto interesante y a finales de mes la corporación y los mayores contribuyentes decidieron crear esta escuela a cuya maestra se abonarían 2.200 reales: 1.800 de los fondos municipales y 400 aportados por las familias. La enseñanza se impartiría hasta los 16 años y tendría carácter gratuito para las niñas catalogadas como pobres, mientras que el resto debería abonar a partir de los 13 años la totalidad del coste de la enseñanza.

El 6 de junio de 1853 se inaugura el edificio “de nueva construcción, destinado a escuelas públicas de niños y niñas, con habitaciones para maestro y maestra, situado en el llamado Campo de la Iglesia” y el 3 de Septiembre se aprueba el nombramiento de Cándida de Esparza y Urioste como maestra interina (hasta que la interesada reuniera los requisitos necesarios para obtener la plaza en propiedad), aunque algunos concejales se habían mostrado partidarios de la adjudicación por el sistema de oposición

El sueldo de la maestra, que por Real Decreto estaba establecido que fuera una tercera parte menor que el del hombre, se fue aumentando con el paso del tiempo, pero según la queja del maestro era una dotación por cierto bien mezquina atendido el mucho trabajo” que conllevaba.

Esta primera maestra de la que en la Villa tenemos noticias, dimitió de su puesto por razones de salud en julio de 1857. En su lugar se nombró a Antolina Yarza, natural de la villa, con el mismo sueldo. A finales de ese año, y tras 25 años de servicio, el maestro José García se retiró con derecho a jubilación a cargo del municipio, aunque para acceder a esta situación hubo de presentar un informe médico que certificaba su enfermedad e incapacidad para seguir ejerciendo

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